
Open Windowns: Del riesgo su virtud
Sin spoilers
Decía Vigalondo sobre Kill Bill hace un par de días en el podcast Todopoderosos, que la primera parte de la película de Tarantino parece un videojuego. Puntualizó añadiendo que esto no tiene absolutamente nada de malo. Esta afirmación es un gesto de coherencia íntima por parte de Vigalondo, ya que Open Windows, una película sobre la tecnología, hace de esto su tema y también su recurso principal. Narra de una manera inesperada, ágil; con trazos de videochat, trazos de videojuego con cámara en mano situada en los ojos de los actores... En muchos pasos es un first-person-shooter, como Doom, en forma cinematográfica.
Vigalondo se mueve en la cuerda floja del riesgo con este planteamiento narrativo, pero sale airoso convirtiendo ese riesgo en su mérito. Pese a este curioso montaje, construido con elementos muy estáticos como ventanas de ordenador, concluye en una película muy rápida y ágil. Open Windows no sólo es técnica, sino que en el guión, como siempre sucede con Vigalondo, esconde un puzzle que poco a poco se va montando ante nuestros ojos.
Tengo ciertos desencuentros con el final, pero en general es un experimento que recomiendo fervientemente. No fue demasiado reconocida con su estreno, hagámosla grande en el doméstico.
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