
Falta de condimentos
Sin spoilers
Es innegable que nos encontramos ante una producción impoluta, al menos técnicamente e interpretativamente, pero no paro de pensar que le falta algo, es como cuando vas a un restaurante y el plato está riquísimo pero le falta sal, o algo que te haga reaccionar. El ritmo de la historia es demasiado pausado, y aunque entiendo que la intención sea meternos en esta peculiar relación, lo único que consiguen es que el espectador se sienta expulsado de lo que está ocurriendo.
Yo tengo que admitir que no soy gran fan del trabajo de Daniel Day-Lewis en general, no entiendo la adoración hacia este actor, y menos en esta película, en la que la que corta el bacalao y nos ofrece escenas fantásticas es Lesley Manville. La película está bien, es correcta y muy correcta en el trabajo de dirección, pero el ritmo de la historia es lo que provoca que las piezas no lleguen a encajar. Sus dos horas y 10 minutos resultan un tanto excesivas.
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