A ver si poneis las putas peliculas que tienen que haber.

Un franco, 14 pesetas (2006) [España]

Buena

Carlos Iglesias

Tu valoración: Excelente

Crítica sin validar

-No sé como no se te cae la cara de vergüenza. - Es que nunca había visto de tanto.

15 de Julio de 2014

de usuarios han encontrado esta crítica útil

Es una película que no será recordada ni por tener un arranque de vértigo ni tener un desenlace monumental, así como tampoco por poseer una dirección que base su virtud en unos planos modernos y novedosos. Sin embargo lo que llama la atención y lo que cala hasta lo más profundo del corazón y del sentido común es la descomunal crítica que se realiza al costumbrismo y a las maneras, que si por algunos lugares se juzgara cualquiera diría que han pasado cincuenta años. Y es que por desgracia este país, o una gran parte de él sigue sumida en un profundo pozo de cavernosidad y retrogradía más acentuada hasta palpar unos límites bizarros y que invitan al desprecio y a la vergüenza ajena. No hay más que ver como se comportaban los dos amigos al llegar a Suiza, ¡qué manera más brusca y desagradable de tratar a todo el mundo!, creyendo todo aquel el que hable una lengua extranjera y posea unos hábitos bien diferentes a los tuyos sea un enemigo. Espeical mención merece la escena del paisaje nudista, ¡menuda mentalidad! Y resulta que los malos y los imbéciles son los extranjeros que nos tratan mal y nosotros, los de aquí somos los mejores y los más hospitalarios.

Hospitalidad que puede resultar entrañable como ese "Ya sabes que aquí nunca te faltará un plato de lentejas." del padre del personaje de Carlos Iglesias, que serían además las últimas palabras que le diría este a su hijo. Es algo extraordinario, humano, pero todo dentro de sus posibilidades, que son bien pocas y limitadas. Y es que la calve del límite, de la descomunal diferencia está en nuestra propia de forma de ser y de comportarnos. Nos mimetizamos con el entorno, claro está, pero no hay duda de que estamos pagando las elecciones de nuestros antepasados en empeñarnos a ser unos seres cerrados, reacios a cualquier innovación y a mascullar entre dientes fruto de unos prejuicios absurdos como despreciables y de una pauta fija de comportarnos a la que nos agarramos como a clavo ardiente, empeñándonos en que es la única solución y por tanto la más válida y adecuada, cuando nada lejos de eso. Carlos Iglesias ilustra de una manera perfecta las desavenencias culturales y sociales entre un pueblo y otro mediante una sucesión de ácidos detalles que se plasman en la pantalla y de los cuáles cada uno resulta ser más hiriente que el anterior. Brillante narrativa que bien podría ser empleada como una estupenda crónica didáctica, de obligado visionado absolutamente para todos.

spoiler

Porque el extranjero, opción que se perfila como algo impensable y horrible a los primeros compases de la película ha supuesto una experiencia maravillosa debido en gran parte a la forzada transformación de esas personas que han vivido unas vivencias inimaginables que jamás podrían haber experimentado en la España de los sesenta. Y esa permutación ha sido posible en gran parte gracias a la hospitalidad y la amabilidad de los locales. Y para que luego se digan ciertas cosas. Bien que el personaje de Carlos Iglesias se le veía muy entusiasmado al volver. Fijaros en el chico. Qué claro resulta. Nada más lejos de su forzada resistencia a un lugar que creía que es la cárcel para luego acabar dándose cuenta de que era privilegiado por estar ahí