Blockbuster veraniego

Con los calores del verano, los blockbusters para toda la familia surgen como setas, en su mayoría secuelas, terceras partes, remakes y demás originalidades. En este 2007 la veda se abrió con la infumable Spider-man 3, y durante tres meses nos brindará películas como Shrek 3, Los 4 fantásticos y Silver Surfer, Harry Potter y la Orden del Fénix, Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes, Oceans 13, The Bourne ultimatum, Transformes y The Simpsons, entre otras. Y, claro está, no podía faltar una nueva enrtrega de la más taquillera producción de la factoría Disney de los últimos tiempos: Piratas del Caribe: en el fin del mundo.

La película vuelve a estar dirigida por Gore Verbinski y protagonizada por Johnny Depp en el papel del amanerado pirata Jack Sparrow, Keira Knightley como Elisabeth Swann, Orlando Bloom como William Turner, y Geoffrey Rush como el capitán Barbosa, entre otros.

Lo cierto es que ponerse a resumir ahora las dos anteriores entregas para llegar a ésta tercera no apetece demasiado, así que omitiré esa parte para centrarme directamente en la crítica: como era de esperar, Piratas del Caribe: en el fin del mundo es un blockbuster como la copa de un pino, tres laaaaargas horas de efectos especiales vía intravenosa y chistes malos por doquier conducidos a más o menos buen puerto por una trama que no deja de enredarse en ella misma.

Pero, en fin, ¿alguien esperaba otra cosa diferente?

Personalmente, soy de los que piensan que con la primera entrega ya había más que suficiente, sobretodo a raíz de su insufrible secuela Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto, pero debo admitir que ésta tercera entrega de la saga es algo mejor que su predecesora, lo cual tampoco significa que sea un buena película.

Con Piratas del Caribe: en el fin del mundo, los guionistas eran conscientes de que tenían un serio problema, y es que se habían cargado a Johnny Depp, por lo que el inicio de esta tercera parte debía ser conducido [modo sarcástico=ON] por esos dos grandes actores que son Keira Knightley y Orlando Bloom [modo sarcástico=OFF]. Como era de esperar, no lo consiguen ni de cerca (ni tan siquiera con la ayuda de Geoffrey Rush), por lo que la resurrección del pirata Jack Sparrow no tarda ni media hora de reloj en producirse.

A partir de ahí, se suceden uno tras otro los chistes y las batallas, bastante amenos por lo general, si bien la película adolece de los errores que se veían venir a leguas: en primer lugar, hay demasiados personajes, por lo que algunos de los principales protagonistas de las anteriores partes pierden protagonismo en detrimento de los nuevos; eso no sería malo del todo si no fuera porque Keira Knightley obtiene una mayor trascendencia en la historia, con una actuación bastante infumable pero muy superior (cosa que tampoco tiene demasiado mérito) a la de un muy triste Orlando Bloom. Por otro lado, Johnny Depp comienza a exarcerbar al personal exprimiendo en exceso todos aquellos tics y neuras varias que nos habían encandilado en las anteriores entregas, y Geoffrey Rush se limita a cumplir, si bien deja bastante patente que su actuación cunde más en un papel secundario que en otro de mayor relevancia.

En cuanto a los nuevos personajes, destacar a Chow Yun-Fat en el papel del capitán Sao Feng, actuación triste donde las haya, cosa que viene a ser habitual en el honkonés desde que se le subieran los humos a la cabeza con Tigre & Dragón, y citar el cameo del Rolling Stone Keith Richards, graciosa por ser quien es y poca cosa más.

Los efectos especiales, eso sí, impresionantes.

En resumen, Piratas del Caribe: en el fin del mundo es infumablemente larga pero entretenida en su mayor parte. Se soporta por los efectos especiales y poca cosa más, porque si debo elegir a un actor que sobresalga entre todos ellos, me quedo con el mono inmortal.

De largo, además.