Porque un mundo mejor sí es posible

A pesar de que cada año se emite por Navidad, todavía hay mucha gente que recela de verla por el tópico de que está en blanco y negro. Si hay una película de este tipo que no tiene ni tendrá nunca una imitación moderna es sin duda esta, completamente original e irrepetible.

Sus numerosas grandes escenas que hoy día están tan plagiadas que no nos parecerían innovadoras, sí lo son, ya que siempre debemos ponernos en la época de estreno. A pesar de esto, como dije antes, es inigualable en su conjunto.

Existe una extensa opinión de que esta película es "ñoña", demasiado feliz. Esto es completamente erróneo, la película en sí es una tragedia: George Bailey es un soñador nato, incansable, infatigable, desea hacer lo que quiere, cumplir sus objetivos fantasiosos de abandonar su pequeña ciudad para irse a conocer el mundo y vivir aventuras, construir puentes, alcanzar el éxito. Sin embargo, nunca abandonará Bedford Falls, ni la pequeña compañía de emprésitos familiar, ni irá a la universidad, ni será rico, ni verá sus aspiraciones hechas realidad. El deber se sobrepone al querer, y es incapaz de dejar atrás a sus seres queridos, que le necesitan, y por los que nunca dudará en sacrificarlo todo. Desgraciadamente, la bondad tiene un límite, sobretodo cuando aún tras una vida equiparable a la de un santo, todavía queda gente avariciosa que le dificulta su labor. De este modo, a pesar de sus buenas intenciones, la realidad es cruda y no se muestra benévola con nadie. George, héroe capriano, se verá obligado a hacer un último acto descabellado para salvar lo poco que le queda: el suicidio como forma de cobro de su seguro para su familia.

Como veis, hasta aquí la vida del personaje es un sin vivir, marcado siempre por el drama. Es entonces cuando se da el vuelco de tuerca, un ángel guardián le salvará y le hará ver un presente si nunca hubiera nacido. Para su desgracia, se encuentra en una ciudad caótica, en el que el mal ha vencido. Finalmente se da cuenta de que lo único que necesita para ser feliz es apreciar lo que ya tiene.

Quizás un final demasiado surrealista, pero ¿por qué no pudo ser un sueño? En sí, lo único que necesita George era quitarse esa venda de los ojos. El mal no pierde, pero el bien adquiere aliento para seguir luchando un día más.

Frank Capra, soñador empedernido, busca arrojar un rayo de luz sobre el eterno pesimismo humano, recordándonos que somos fuente de los valores de solidaridad, hermandad, cordialidad, sacrificio, amistad, amor y esperanza, criticando la riqueza, la avaricia, el poder y la incomprensión. Como el resto de sus películas, es un cuento para adultos que demuestra que la fantasía puede llegar a hacerse realidad solamente si el hombre mismo se lo propone.

Por esa maleta no estrenada, por esa vivienda que se construye, por ese dinero que se dona, por esa Luna que se ata, por esa vida que se salva, por ese pétalo que cae, por ese sueño que se rompe, por ese beso apasionado, por esa promesa que se cumple, por esa familia que se ama... la conclusión es clara: ¡Qué bello es vivir!