No es la peor película del verano, exagerados

Voy a romper una lanza a favor de '¿Quién está matando a los moñecos?', la nueva película de Brian Henson desde el estudio Henson Alternative, creado para desarrollar proyectos con marionetas orientados exclusivamente al público adulto. El film ha sido destrozado por la crítica y se ha dado un batacazo importante en la taquilla. Pero yo no creo que mereciera un recibimiento tan negativo.

Henson se aleja drásticamente de la imagen familiar de las creaciones de su padre, Jim Henson, para construir una comedia gamberra e irreverente en la que vemos a los "puppets" envueltos en situaciones de lo más burdo. La fusión de marionetas con humor soez, sexo, drogas, palabrotas y violencia la hemos visto antes, pero nunca de parte de la compañía que creó a los Muppets y Barrio Sésamo.

Una vez pasado el shock inicial, '¿Quién está matando a los moñecos?' (horrible título en español para aprovechar el tirón de David Broncano de cara a la campaña de marketing) no es más que una buddy film convencional, una comedia de acción sobre dos agentes de policía enfrentados que maneja los lugares comunes de este género, así como del cine noir, con bastante acierto. La sátira no es sutil precisamente, pero bajo la avalancha de chistes fáciles y burradas varias hay una historia bien pensada, y un misterio bien construido.

También contribuye a que la película salga airosa su estupendo reparto humano, en especial Maya Rudolph, una de las mejores y más injustamente desaprovechadas cómicas de Estados Unidos. Aunque al principio, el humor cae en lo anticuado y machista, al final, la película acaba siendo conquistada por los personajes femeninos, que la elevan de categoría. Aun así, lo que todos recordarán de ella son los momentos más impactantes, el sexo salvaje entre puppets y la violencia extrema que cambia sangre por relleno de peluche. '¿Quién está matando a los moñecos?' no es ninguna obra maestra, de hecho es difícil defender que es una buena película, pero no es el desastre que muchos están diciendo. Con apenas hora y media de duración, no deja de ser un pasatiempo ligero eficiente.