Topicazos al cuadrado

Cuando pensamos en comedia francesa, suelen venirnos a la mente aquellas obras desternillantes que, con su inteligencia e ingenio, hicieron que nos enamoráramos de ellas. Pero no podemos olvidar que, como en cualquier país, tenemos la otra cara de la moneda, con comedietas baratas y facilonas que solo buscan contentar al gran público con mucha mala pata. Ese es el caso del film que nos ocupa.

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? ahora? sigue contándonos las aventuras del matrimonio Verneuil. En esta ocasión, vivirán un calvario al enterarse de que sus yernos deciden dejar Francia junto a sus hijas para comenzar de cero y, por supuesto, deberán evitarlo a toda costa.

El cine más comercial se abre camino y, tras el exitazo en taquilla de la primera parte, estaba claro que a Christian Clavier y compañía les esperaba una secuela con los brazos abiertos. No negaremos lo realmente loable que es que, en los tiempos que corren, pretenda asestársele un golpe cinematográfico a la censura y a la espantosa dictadura de lo políticamente correcto que nos rodea, pero eso no significa que los chistes empleados vayan a ser originales ni particularmente buenos. De hecho, resulta bastante cargante haber basado dos largometrajes enteros en un mismo concepto demasiado deslucido. Y es que sigue pareciendo un producto difícil de exportar lejos de las fronteras galas, con una traducción que se antoja complicada y acaba saliendo mal parada. Sea como fuere, solo logrará contentar a los muy fans de la original. Dudo que los haya, así que que esta película pueda contentar a alguien será el mayor milagro navideño que hayamos visto jamás.