Frenazo a velocidad luz

A estas alturas ya nadie discute la vigorosa resurrección que J.J. Abrams insufló a la renqueante serie 'Star Trek' y a su desaparecida plantilla original gracias a dos vibrantes aventuras (a mi entender, la primera mucho más ingeniosa, original y disfrutable, aunque 'En la oscuridad' no estaba nada mal), y muchos nos temimos que el reemplazo del creador de 'Lost' por el "rápido y furioso" Justin Lin podría no estar a la altura de su predecesor.

Reconozco que todo funciona en esta tercera entrega de la nueva era, pero sin embargo nada brilla especialmente. Se apuntan ideas interesantes que no arraigan (cierto anhelo de vida "normal" y familiar por parte de algunos protagonistas), se introducen personajes eficaces pero que no trascenderán en la serie y se falta a la norma no escrita de que "cuanto mejor sea el malo, mejor será la película": de nuevo un renegado de la Federación como villano (Idris Elba), un recurso demasiado trillado.

Que casi toda la acción se desarrolle en un mismo y único escenario no ayuda a levantar cierto hastío argumental de la trama, que más parece un episodio televisivo alargado que un largometraje de pleno derecho. Y también puede que pese, aunque de esto nadie tiene la culpa, la inconsciente desazón que nos producen las desapariciones de Leonard Nimoy y Anton Yelchin.

Esperemos que este frenazo solo sea un punto y aparte y que la saga regrese con renovadas energías para vivir nuevas y gozosas aventuras "de estrella en estrella".