Se avecina tormenta

Simple pero efectivo. Este thriller independiente logra lo necesario para ser notable, ya que consigue todo el tiempo mantener la expectación (durante sus casi 2 horas), algo que muchas otras películas del mismo género se quedan en el intento. Y lo consigue sin caer en situaciones absurdas en ningún momento, los dos protagonistas construyen dos personajes realistas, a la altura de los acontecimientos.

Shannon cumple perfectamente su papel, da el pego de obrero habilidoso desquiciado por sus propias pesadillas. Chastain consigue algo que me sorprendió gratamente (aunque quizás en este caso el mérito no es de ella, si no del guionista), y es que no se transforma en la típica mujer alterada que abandona a su loco marido a las primeras de cambio para pasar a suponer un molesto dolor de cabeza más, no solo para el protagonista, si no también para el espectador. Es reconfortante saber que, a veces, en las situaciones difíciles se recibe ayuda y no más palos.

La principal baza de la película es la creación de una imagen de miedo en la mente del espectador: solo sabemos que ocurrirá algo grave, algo que se tiene que asemejar a una tormenta, pero no sabemos en qué modo va a llegar. De esta manera, cada uno se imagina lo que más le aterra a sí mismo, quedando el resto a merced del trascurso de la historia.

Sin ir más allá de un cierto minimalismo tanto visual como sonoro, el film de Nichols engancha al espectador y le mantiene atento hasta el final de la película.