Las ventajas de ser un discapacitado

Algo tienen las películas con protagonistas adolescentes que me siguen maravillando. Y 'Los principios del cuidado' no ha sido menos. Divertida, mordaz, con una gran capacidad de reírse de una enfermedad muy seria y unos protagonistas estupendos: Paul Rudd vuelve a explotar su vena tragicómica con gran acierto y Craig Roberts se descubre como un sobresaliente intérprete en un papelón nada fácil. Prácticamente, toda la película se sostiene sobre sus hombros y no deja que se tambalee ni un solo segundo.

Vale, está llena de clichés y tópicos pero es tan divertida y tan tierna que es imposible no caer rendido a sus pies. Podría completar un tríptico precioso sobre las dificultades de la adolescencia junto a 'Bajo la misma estrella' y 'Las ventajas de ser un marginado', e, irónicamente, parece tomar, en cierto modo, la idea de 'Ciudades de papel' (por la road movie teen) y darle una vuelta de tuerca fantástica y atrevida.

'Los principios del cuidado' toca la fibra y no se anda por las ramas a la hora de jugar sus cartas lacrimógenas pero es un canto a la vida divertidísimo.