Un cambio inapreciable

Desde que Hollywood un día se despertó en plena crisis financiera y tuvo la brillante idea de prescindir de los guionistas para paliar la crisis, el cine parece haberse congelado, como Walt Disney. Y así, el cine sigue su curso por la vida , cual rio por su cauce. Sin cambios, sin riesgo. Sin parecer saber el significado de la palabra «evolución», congelandose de la mano de Micky Mouse. Llevamos viendo el mismo cine la friolera de 30 años.

Si, afortunadamente aun estan los de siempre.( Los que recogieron el testigo de Ford, Hawks, Billy Wilder, Orson...y tantos otros genios que abundaban en esta industria). Scorsese, Polanski, Clint, Woody...¿Coppola?. A este último le metemos en este grupo aunque hace tiempo que no se sepa de él, porque el cine no es el mismo despues de El Padrino. Y el espectador, tampoco. Y eso, es evolución.

El resto de las películas , con pequeñas excepciones, son mas de lo mismo. Sobretodo en este género como es el de la comedia romantica, que tantas obras maestras nos dejó entre los años 30 y 60, y que ahora pasa por una larga etapa de 30 años de ordinaria repetición. Los únicos que parecen no estar de acuerdo con esta monotonía , son la productora Pixar, quien hace verdaderos esfuerzos por innovar y arriesgar, y un genio llamado Charlie Kaufman. Cada guión que lleve su sello, es sinonimo de evolución.

Y ¿Qué tiene que ver esto con la película? Muy sencillo, TODO. Pues es la misma historia que nos llevan contando 30 años. Una más con ganas de recaudar y no de innovar. Una más con guión plano, sin sustancia, contenido ni estructura si quiera. Con dialogos que rozan el analfabetismo.

Un pequeño cambio si, y tan pequeño. Inapreciable.