Un spot por la campiña francesa

Las intenciones de 'Caras y lugares' son muy loables y el resultado desprende simpatía, quizá demasiada, porque uno tiene la sensación de encontrarse más bien ante un publireportaje que endulza en exceso la relación entre el artista JR y la mítica cineasta francesa Agnès Varda, algo que impide encontrar una verdad documental en el proceso artístico tan particular que ambos proponen. La idea que une a dos creadores tan dispares, además de su espíritu vitalista y buen humor, consiste en acercarse a rincones de la Francia rural para fotografiar a sus habitantes y reivindicar su existencia. JR lo utiliza para desplegar grandes imágenes de ellos y colocarlos en fachadas y otros espacios de tanto valor simbólico como dimensión. En cambio, para Varda es una forma de recopilar historias y vidas ajenas para en definitiva seguir haciendo nuevo amigos por el camino. La cuestión es que ni a nivel artístico la propuesta fotográfica tiene mucho valor, ni la aproximación documental tiene rigor alguno, su montaje y recursos estéticos se acercan más al lenguaje televisivo, lo que provoca que la mayoría de escenas resulten artificiales o escenificadas. Por no hablar de la innecesaria manipulación emocional de sus instantes finales. Pobre Godard.