Resurgiendo de las cenizas

Cuando una franquicia está a punto de desplomarse, es casi un milagro que remonte el vuelo y que su última entrega nos haga volver a interesarnos por ella. Esta saga de X-Men no continuará tal y como la conocemos tras la compra de sus derechos por Disney, pero la despedimos con buen sabor de boca.

En esta ocasión, la cuadrilla de mutantes verá cómo Jean Grey se convierte en un peligro para todos al ser alcanzada por una supuesta erupción solar. Los hombres de Charles Xavier deberán averiguar qué le está sucediendo, mientras luchan contra una peligrosa amenaza extraterrestre.

Si bien no estamos ante ninguna obra maestra del séptimo arte, X-Men: Fénix oscura hace bien lo que casi cualquier blockbuster de la Marvel se empeña en hacer mal: crear una historia sencilla, sin pretensiones y que podríamos leer en los cómics ochenteros de la factoría. No hacen falta grandes alardes ni chistes infantiles para contentar a una audiencia poco exigente; solo un guion entretenido aderezado con buenos efectos especiales. Quizá le sobre duración y le falte un villano mínimamente decente, pero esta cinta ofrece la diversión que cualquier entretenimiento pulp debería otorgar. Desde 2011 con X-Men: Primera generación la franquicia no nos brindaba una película digna y, aunque sea en el tiempo de descuento, se agradece que alguno de sus responsables se haya puesto las pilas.