Vuelta (con curvas) a Hawkins
Sin spoilers
Stranger Things, temporada 2. La serie de los hermanos Duffer ha vuelto a enganchar creando un Mundo del revés más diabólico al estilo de las cloacas de Derry que Stephen King diseñó para ?It? y volcando lo oscuro en un magnético Noah Schnapp.
Después de pulverizar al Demogorgon, estaba claro que la serie tenía que doblar la oscuridad de su trama para que esta vez fuese un peligro mucho más mordaz. Atrás quedaba lo, más o menos, ?conocido?, para adentrarse en un páramo completamente irreconocible para los personajes. Ha sido el centro de atención de la temporada con Will como moneda de intercambio entre los dos mundos, con el refuerzo de tener ahí a Winona Ryder de nuevo.
Hasta aquí, muy bien. Lo que tiene Stranger Things es que, en más de una ocasión, sabe cómo envolver al espectador y atraparlo a base de nostalgia y ritmos ochenteros, y muchas veces tapa así lo que puede fallar de su trama. La primera temporada nos entusiasmó a la mayoría, y la segunda, que ha conseguido un final bastante apoteósico, tienes cosas que, en mi opinión, compro sin pensármelo dos veces y otras que, sin embargo, me echan muy para atrás.
En lo que al personaje de Eleven se refiere, que daría un ?bajón? desde su descubrimiento y el de la serie con la primera tanda de capítulo hasta esta temporada estaba claro. No obstante, ha sido un personaje que ha pasado de cautivar a no interesar nada hasta el conflictivo capítulo 7, que le da vidilla con eso de elegir las malas acciones aunque tenga sus cositas. No han sabido guiar tan bien a los personajes en esta temporada por culpa de las nuevas incorporaciones (salvemos a Bob y Erica).
Sí, mucho rollito desprende Dacre Montgomery como Billy pero su personaje se queda en un chiste para rematar la moral de Steve (Joe Keery), que se sale esta temporada mientras el dúo Nancy y Jonathan van ahí, ahí con sus planes. Pero la peor construcción de un personaje se la lleva Sadie Sink, que básicamente está ahí para parecer cool a los chicos y formar parte de dos triángulos amorosos muy incómodos de ver.
Lo romántico se les ha ido de las manos esta temporada a los Duffer. Es terrible ver la escena de celos en la que Eleven ve a Mike y Max. Siendo benévolos, el espectador puede comprar este comportamiento del personaje de Millie Bobby Brown teniendo en cuenta que Eleven es una niña que en su vida ha recibido cariño y ha pasado por una situación traumática tras otra. Aun así, fomentar esa oposición entre las niñas a base de puro amor romántico es decepcionante.
Estaría bien que los guionistas de la serie escribiesen un personaje femenino que vaya a formar parte del AV squad y que no caiga de bruces ante el amor romántico.
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